¿QUÉ SON LOS LÍMITES Y POR QUÉ SON TAN IMPORTANTES?

Los límites nos ayudan a proteger nuestras necesidades y nuestros derechos. 

Cuando nuestros límites se pasan por alto, nuestro cuerpo reacciona: puede surgir enfado, frustración, miedo, confusión…

Los límites nos ayudan a legitimar eso que sentimos. Poner límites significa respetar al otro, pero también respetarme a mí.

En terapia, observamos que cuando el paciente empieza a poner límites, inmediatamente, se siente mucho mejor y, ¡su autoestima incluso aumenta! A veces mientras ponemos límites, tenemos que soportar una sensación desagradable de culpa, eso sería otro tema a trabajar.

Los límites nos ayudan a proteger nuestra energía y nuestro espacio, y nos permiten legitimar y reconocer esa emoción. Por ello, es muy importante escuchar las señales que nos envía nuestro cuerpo (sensación de nervios, enfado, inseguridad…) y validarlas.

Sin embargo, poner límites puede resultarnos muy costoso, incluso, nos podemos cuestionar a nosotros/as mismos/as¿y si mi emoción no está justificada? ¿y si es mi cabeza que me engaña? ¿y si esto es mi paranoia?, ¿y si estoy exagerando? (…)

Estas preguntas que te haces, pueden ser señal de:

  • Baja autoestima e inseguridad.
  • No permitirte enfadarte con los demás, te da miedo mostrar tu enfado.
  • Tienes tendencia a complacer a los otros y dejas a un lado lo que tú necesitas.  
  • Miedo al rechazo.
  • Te da miedo el conflicto, lo evitas.
  • Tienes problemas para comunicarte asertivamente (tu comunicación es pasiva o pasivo-agresiva).
  • No confías en tus propios juicios. Tal vez en el pasado han cuestionado tus ideas, tal vez lo que decías nunca se tenía en cuenta. 
  • No puedes equivocarte. Parece que esa voz crítica interna está haciendo de las suyas y no te deja bajarle el volumen.

Estas son algunas de las posibles razones que te impiden poner límites (aunque podemos encontrar otros motivos). Sea el motivo que sea, lo que debemos tener claro es que esa emoción que estás sintiendo es REAL. Tu emoción es válida, es real y existe, porque la sientes en tu cuerpo. Así que, por lo menos, vamos a hacerle un poquito de caso para entender de dónde viene y cómo podemos gestionarla para poder expresarla y, si es necesario, poner esos límites con asertividad y seguridad.

¡Todo esto se puede trabajar en terapia! Contáctanos si necesitas ayuda.

Mas recientes

¿Quieres saber más?

Ofrecemos a cada persona un trato único e individualizado.